jueves, 31 de enero de 2019

Museo ilustrado

La BPRD custodia tres volúmenes bajo el título Museo ilustrado. Literatura, ciencias, artes, geografía, viajes, historia, poesía, mecánica, arquitectura, agricultura, horticultura, etc. Grabados en madera y acero por los mejores artistas de París. Realizados anualmente, entre 1850 y 1852, fueron generados por la Administración del Correo de Ultramar e impresos en París en la Imprenta de Ad. Blondeau.





Son tres tomos de características físicas muy similares: encuadernaciones holandesas con cubiertas marmoladas en tonos ocre y negro, lomos en piel de color rojo, con letras y decoraciones doradas. Las hojas de guarda son marmoladas, y el primer tomo presenta un ex libris manuscrito que acuñaba la pertenencia de este tomo a un particular [en parte ilegible] visible en una de sus páginas iniciales. 









Ampliamente ilustrados, como indica su propio título, las hojas finales de cada ejemplar contienen un índice en que aparecen marcados con asterisco aquellos contenidos ilustrados con grabados. La mayoría de las ilustraciones tiene tanto marcas de la autoría de la imagen, como del grabador. En otros, sin embargo, no hay constancia de grabador o artista. 









Algunas de las imágenes reproducen pinturas albergadas en importantes museos y pinacotecas, otras remiten a arquitectura y lugares, otras grafican procedimientos científicos o ejemplares de flora. Además, la mayoría de las páginas que contienen grabados, combinan además texto, por lo que hay un interesante trabajo de maquetación presente en estos tres tomos. 









Cada uno de los tomos mide 30 x 20,5 x 3 cm. Los tomos 1 y 2 contienen 384 páginas, mientras que el tercero consta de 416 páginas. El primer tomo, además, tiene la peculiaridad de contener duplicado el primer cuadernillo, probablemente debido a un fallo de encuadernación. 

Los tres ejemplares llaman la atención por ser publicaciones realizadas íntegramente en castellano y haber sido impresas en París. Su público, por tanto, era hispanohablante, y como la misma publicación indica, la parte gráfica fue realizada por los mejores artistas de París. En ellos, no aparece una autoría clara asociada a cada uno de los textos, lo que indica la importancia de la editorial para la elaboración de contenidos. 

Se hace mención a la Editorial Correo de Ultramar en la publicación La Literatura Española en Europa, 1850-1914disponible en el siguiente enlace (Freire y Ballesteros, 2017, p. 266). 

También podemos encontrar estos tres ejemplares en la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile (BCN), como se puede ver en el siguiente enlace, por lo que la circulación de los mismos no fue exclusiva de España. De acuerdo a lo enunciado por Freire y Ballesteros, tenía la misión de difundir la cultura en España y América, siguiendo el modelo de la publicación La ilustración inglesa (Op. cit.).

Hubo otras publicaciones similares en castellano, y con el mismo fin de difundir conocimientos misceláneos entre lo científico y lo humanista, acompañados de ilustraciones. Uno de ellos, aunque más tardío y realizado en España, sería El museo universal. Periodico de ciencias, literatura, artes industria y conocimientos utiles, publicado en Madrid por la imprenta de Gaspar y Roig, entre 1862 y 1864, conteniendo igualmente parte gráfica acompañando al texto. 

Los temas en que se dividen sus tomos son:
  • Pintura, dibujo y grabado
  • Arquitectura
  • Monumentos, vistas, paisajes (este contenido solamente aparece en el tercer tomo)
  • Literatura y moral
  • Usos y costumbres
  • Ciencias y artes
  • Mecánica, invenciones, descubrimientos
  • Agricultura y horticultura
  • Geografía, viajes
  • Historia, biografía


Estos contenidos que se pueden extraer de su índice, no aparecen en orden correlativo a lo largo de los tomos, sino que se encuentran intercalados, lo que incide en el carácter misceláneo de la publicación.

De acuerdo con Pérez (2005, p. 208), la sección "Usos y costumbres" era habitual en este tipo de publicaciones, entre las que se encuentran El museo universal. Periodico de ciencias, literatura, artes industrias y conocimientos utiles, publicado en Madrid por la Imprenta de Gaspar y Roig editores, entre 1862 y 1864. Esta edición, ya realizada en España, probablemente sigue el modelo del Museo ilustrado, contando con una temática mixta, y siendo también ilustrado como su predecesor. En la Biblioteca Palafoxiana, ubicada en Puebla, se puede encontrar este periódico madrileño, de acuerdo a la información publicada en la web de la Biblioteca Daniel Cosío Villegas. 

En las páginas de Museo ilustrado, escritura y grabados se complementan a la perfección, siendo las imágenes ilustrativas y representativas del texto, logrando una sintonía entre ambos contenidos. Asimismo, podemos ver en sus páginas reflejada una historia de la mentalidad y una forma de entender el mundo y difundir el conocimiento que son propias del siglo XIX: el auge del grabado, los contenidos que combinan ciencia y humanismo, y una visión del mundo europeocentrista, todos ellos rasgos muy decimonónicos que aparecen plasmados en estas ediciones, que son una delicia desde el punto de vista del objeto-libro. Destaca la calidad de sus páginas, de los grabados y una textualidad rica en conocimientos y difusión, que consiguen aunar deleite y conocimiento para el lector.

Cualquiera de los tres ejemplares se puede consultar en sala de lectura en el horario de atención a público, de martes a jueves de 9:30 a 13:00 y de 15:00 a 17:00 horas.


BIBLIOGRAFÍA:

- Freire López, Ana María; Ballesteros Dorado, Ana Isabel (coord.): La Literatura Española en Europa, 1850-1914. Madrid: UNED, 2017.
- Pérez Salas, María Esther: Costumbrismo y litografía en México: un nuevo modo de ver. México: Universidad Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Estéticas, 2005.

WEBS DE REFERENCIA: 

https://www.bcn.cl/catalogo/
- http://biblio.colmex.mx/bib_dig/

lunes, 14 de enero de 2019

EXPOSICIÓN Y SIMPOSIO DE ENCUADERNACIÓN ARTÍSTICA CHILENA

Con una exposición gratuita, un ciclo de coloquios y el lanzamiento de un libro especializado, la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica fue durante septiembre de 2018, el escenario de un evento sin precedentes en Chile.




De la mano de Elizabeth Gallegos -encuadernadora, restauradora, fundadora de la editorial Liz Ediciones y voluntaria de la BPRD desde 2017- se gestó un proyecto expositivo sobre la encuadernación artística en Chile, que se complementaría con algunas actividades anexas, como visitas guiadas, la presentación de una publicación editada en Chile, y un simposio. 









El arte y oficio de encuadernar fueron los protagonistas del simposio "Encuadernación artística chilena... Ese luminoso objeto del deseo", que tuvo lugar durante el mes de septiembre en la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica (BPRD). Por primera vez en Chile, importantes maestros de la encuadernación se dieron cita en un evento único, cuyos hitos principales fueron la exhibición de encuadernaciones chilenas abierta para todo público, un ciclo de coloquios que contó con diversas voces expertas en la materia, y la presentación de la edición chilena del libro del especialista español José Luis Checa Cremades "Ese oscuro objeto del deseo... Los bibliófilos y la encuadernación".



Durante la exposición, que se realizó en el anterrefectorio de la Recoleta Dominica, y se extendió entre los días 6 y 30 de septiembre contando con acceso gratuito, los visitantes pudieron conocer de cerca el trabajo de encuadernadores como Mariano Muñoz-Hidalgo y Liz Gallegos -quienes fueron además los organizadores del simposio-, Nils Navarro (de quien se exhibió su obra póstuma), Olaya Balcells, Ediciones La Grullita Cartonera y Paulina Rodríguez, entre otros. Los trabajos expuestos permitieron conocer, a modo de registro gráfico y vivo, qué están haciendo en la actualidad los cultores del arte de la encuadernación, y la relevancia de este oficio en el panorama artístico actual chileno.

Carolina Nahuelhual, directora de la BPRD, señala que “hablar de encuadernación nos remite al encuentro de diversas formas y miradas, dentro de las cuales es importante relevar o revelar lo invisible: oficio, técnicas o materialidades, así como también la fascinante tensión entre arte y artesanía. Reconocer la historia de nuestra ‘propia’ encuadernación nos abre la infinita posibilidad de construirnos identitariamente con un quehacer de siglos, marcado por huellas estéticas que han ido variando, adaptándose o transformándose. Bajo este prisma, la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica dispone sus espacios como ‘laboratorio del libro’, para el aprendizaje permanente de la estética y la importancia de sus ediciones, tanto en colecciones nacionales, públicas y privadas”.






















En el ciclo de coloquios, que se desarrolló los días 25 y 26 de septiembre, los asistentes encontraron un espacio dedicado a la discusión conceptual de la encuadernación y su importancia en tanto arte, su relación con la literatura, el libro como objeto artístico, el futuro de la encuadernación en Chile, y otros temas afines. Mariano Muñoz-Hidalgo afirma que “pese a las profecías agoreras acerca de que el libro en papel estaría en extinción, el libro se mantiene como una de las fuentes insustituibles de pensamiento y cultura, y la encuadernación artística, un quehacer desaparecido en Chile durante el siglo XX, está experimentando en el XXI un auge poderoso, como esperamos que lo ilustre esta exposición”.






















             El broche de oro resultó el lanzamiento del libro "Ese oscuro objeto del deseo... Los bibliófilos y la encuadernación", de José Luis Checa Cremades, reeditado en Chile por Ediciones Liz y prologado por Mariano Muñoz-Hidalgo, experto en encuadernación formado en España y Portugal por maestros encuadernadores de las cortes española e inglesa. 









“En Chile no se está produciendo literatura sobre encuadernación, los encuadernadores chilenos tenemos que buscar el conocimiento en Europa. José Luis Checa es historiador e investigador del libro antiguo, con variadas y excelentes publicaciones a su haber, y contar con la edición chilena de uno de sus libros es un hito muy importante que abre las puertas al conocimiento de la encuadernación”, señala Liz Gallegos, fundadora de Ediciones Liz y responsable de la edición chilena ya mencionada, que se realizó con el apoyo de Diwehr, empresa líder en materiales de encuadernación.





Con la realización de esta exhibición y el simposio, Liz Gallegos y Mariano Muñoz-Hidalgo inician el camino para la edición de un libro que indagará en el estado del arte de la encuadernación chilena, tema que prácticamente carece de bibliografía especializada, y que marcará sin duda un hito en el desarrollo teórico de esta disciplina.

viernes, 11 de enero de 2019

HAI EXCOMUNION

Las bibliotecas han sido desde su creación depositarias de saber y lugares que son fuente de conocimiento para sus usuarios. Sin embargo, algunos de sus ejemplares han sido objeto de deseo para los bibliófilos (amantes de la posesión de fragmentos o libros completos que resultaran escasos, de gran valor artístico o documental), así como de destrucción del saber que albergan en sus páginas, por motivos ideológicos principalmente.

Ante la situación de despojo que sufrieron las bibliotecas durante la época moderna, y dado que los eclesiásticos eran quienes custodiaban la mayor parte del patrimonio bibliográfico en Occidente, la medida a tomar llegó a involucrar a la máxima autoridad eclesiástica, provocando que en 1568 el Papa Pío V ordenara un decreto por el cual se excomulgaba a las personas que realizaran actos de enajenación o destrucción del material bibliográfico.

Una de las cédulas más famosas por su contenido es la que se exhibe en la Biblioteca Histórica de la Universidad de Salamanca (España), que reza así:

“HAI EXCOMUNION / RESERVADA A SU SANTIDAD / CONTRA CUALESQUIERA PERSONAS / QUE QUITARAN, DESTRUYEREN, O DE OTRO CUALQUIER MODO / ENAGENAREN ALGUN LIBRO, / PERGAMINO, O PAPEL / DE ESTA BIBLIOTHECA, / SIN QUE PUEDAN SER ABSUELTAS / HASTA QUE ESTA ESTE PERFECTAMENTE REINTEGRADA


Para los católicos, la excomunión era una de las penas más duras que se les podía aplicar, pues suponía su salida de la vida comunitaria católica. Este hecho, unido a que el patrimonio eclesiástico era poseído mayoritariamente por las órdenes religiosas y otras autoridades religiosas, nos remite a un tiempo remoto en que el conocimiento y la religión eran prácticas estrechamente unidas, casi indisolubles, de lo que la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica es prueba y testimonio de este quehacer. 

Rodrigo Arriaza, profesor en artes y voluntario de la BPRD, quien tiene amplios conocimientos en diseño y maquetación, realizó el diseño de esta cédula informativa que desde finales de 2018 ambienta la Biblioteca, a la vez que habla de su propio quehacer mismo como fuente de conocimiento, investigación, pero también como lugar donde se puede ejercer lo que en la actualidad se denomina como tráfico ilícito. 

Tanto el texto, como buena parte del esquema de la cédula de la BPRD, se basan en la ya famosa cartela de la Biblioteca Histórica de Salamanca, en España, a la que se incorpora el logo de la BPRD.


Por otra parte, este tipo de textos marcan el primer intento de disuadir a aquellos que desean hurtar o destruir materiales bibliográficos, lo que ha ido evolucionando tecnológicamente con el tiempo. Penado por ley en Chile y en muchos otros países, el hurto o supone un atentado contra la propia obra en sí y contra la difusión del conocimiento que almacena el libro o la obra en cuestión. Además, el valor económico también se ve afectado por la falta de información tanto textual como visual o de alguna de sus partes, pues no olvidemos, que los libros como objetos están conformados por diversas partes y por tanto, cualquier menoscabo de información o de alguno de sus componentes, afecta al conjunto de la pieza en sí.


Este diseño impreso y ubicado en la sala de la BPRD se ha convertido en un recurso museográfico que alude a la importancia de las bibliotecas como fuente de conocimiento, a las prácticas de sus usuarios y a los intentos por disuadir prácticas que suponen un menoscabo de información para todos, afectando al patrimonio bibliográfico en sí mismo.

En la sala de lectura de la Biblioteca, también se exhibe una réplica de esta cédula, con el fin de instalar el tema del tráfico ilícito tanto a visitantes como usuarios de la BPRD.