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viernes, 8 de febrero de 2013

Historia de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica

Contemplata Aliis Tradere

La finalidad de la Orden Dominica era anunciar el Evangelio de Jesús mediante el testimonio de vida y predicación.

El lema de la Orden Dominica fue "Contemplata Aliis Tradere", esto es comunicar la experiencia contemplativa a los otros. Por eso los frailes se vieron llamados a una vida de contemplación; que incluye la oración y el estudio para llevar a la práctica la evangelización.

Los frailes dominicos estuvieron presentes en los principales centros de enseñanza de Chile, fundando centros de estudios primarios, secundarios y universitarios, participando en la vida intelectual en la sociedad de cada época, motivados por la predicación del Evangelio unido a la promoción de la vida humana.


"La Consulta Teológica", 1912, del pintor chileno Manuel Nuñez González perteneciente a la colección del Museo Histórico Dominico.

En este contexto las bibliotecas se multiplicaron junto con las comunidades dominicas: ellas fueron lugares donde crecía la vida intelectual y se transformaron en la manifestación material de la identidad social y religiosa de la "Orden de los Predicadores".

El fraile dominico argentino Francisco Álvarez (1790-1854), Prior del Convento de la Recoleta Dominica desde 1837 hasta su muerte, señala en sus escritos:

"Uno de los oficios más delicados que hay que desempeñar en una comunidad bien arreglada, es el de Bibliotecario. En cuanto sea posible, debe buscarse para este oficio un sujeto, que a los conocimientos científicos, reúna el interés, aseo, prolijidad y buen gusto de los libros que componen la Biblioteca para saber conservarlos o buscar los que faltan".

La vida al interior del Convento de la Recoleta Dominica estuvo marcada por la importancia asignada al estudio y al perfeccionamiento intelectual de sus miembros. Estos debían seguir en estricto rigor los cursos y actividades indicados para su promoción, lo cual queda estipulado en los Estatutos y Reglamento de Estudio elaborados para su cumplimiento.
En los tres primeros años se estudiaba filosofía, geometría, trigonometría física, elementos de química, historia natural, geografía, cosmografía e historia universal.

En cuarto año se estudian lugares teológicos, propedéutica o De Vera Religione y hermenéutica sagrada.

En los cuatro años restantes se estudiaba Sagrada Teología, Sagrada Escritura o Exégesis, Derecho Canónico, disciplinas e historia eclesiástica.



Imagen del Archivo Fotográfico de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica


Fundación, desarrollo y apogeo de la Biblioteca de la Recoleta Dominica: Acuña, Aracena, González

La Biblioteca del Convento de la Recoleta Dominica; es considerada una de las colecciones de libros científico-religiosos más importantes y antiguas de Chile y América Latina.

Fue fundada en 1753 en Santiago de Chile, junto con el Convento de la Recoleta Dominica y su iglesia, en lo que era el antiguo sector de la Chimba, por el fraile chileno Manuel de Acuña. Al regresar de Roma con las licencias del Reverendísimo Padre Maestro General de la Orden para dicha fundación, trajo consigo una cantidad significativa de obras escogidas que serían la base de la futura gran biblioteca.  Su deseo era que la ciencia permaneciese incólume y como los frailes estaban dedicados exclusivamente a enseñar la verdad, era necesario que éstos se formasen,  y "tuviesen abundantísimas fuentes donde instruirse y fueran la vanguardia en el dilatado horizonte del humano saber".

Desde sus comienzos estuvo apoyada por Fray Sebastián Díaz, quien fue uno de los primeros en traer la imprenta a Chile y fue considerado "el más esclarecido talento de su época" y por Fray Antonio de Molina, que fue el fundador del noviciado y el primero que implantó los estudios formales en este convento.




Retrato de Fray Manuel de Acuña perteneciente a la colección del Museo Histórico Dominico


Al principio fue bastante dificultosa y cara la traída de libros para esta lejana región del mundo. Sin embargo, las crónicas del convento nos dicen que desde el año 1753 a 1823, la Biblioteca conventual se había acrecentado en 2.385 volúmenes.

A partir de la era colonial,  la Biblioteca de la Recoleta Dominica abarcaba todas las ramas de la ciencia, gracias a que muchos frailes en sus viajes a Europa traían consigo volúmenes que ayudaban a incrementar y acrecentar ésta biblioteca.

Los sucesivos prelados de la Recoleta dispusieron sus mejores esfuerzos en incrementar la colección, no sólo con libros religiosos sino con obras pertenecientes a diversas disciplinas científicas y humanistas.

Un ejemplo es el fraile argentino Justo de Santa María de Oro que según las crónicas conventuales trajo de Europa en 1809 más de 300 volúmenes. 

Fray Ramón Arce a su vez, al regresar de Roma en compañía del Delegado Apostólico Monseñor Muzzi en 1824, trajo consigo 1.241 volúmenes de los mejores autores latinos e italianos; gastándose la suma de 1.277 pesos y seis reales, nos dice la crónica del Padre Francisco Álvarez.

Con todo, es en 1836 cuando la colección recibe uno de los mayores impulsos al hacerse cargo de la misma Fray Domingo Aracena, considerado como uno de los espíritus más cultivados de la época. Durante la dirección de Aracena, la biblioteca no sólo aumentó significativamente el número de obras - alcanzando hacia 1866 más de 15.000 volúmenes - sino que pasan a formar parte de ella verdaderas joyas bibliográficas, entre las que se cuentan la Biblia Poliglota de Arias Montano, la Patrologia de Migne, el Acta Sanctorum de los Bolandistas, la Biblia Poliglota de Walton, etc.

Con Aracena también se consolida otro de los rasgos que singulariza a esta Biblioteca, cual es la de acoger importantes obras de la producción intelectual chilena del siglo XIX. Buena parte de ello es la completa y muy bien conservada colección de Anales de la Universidad de Chile y otras obras de singular importancia en la evolución cultural del país.

Cabe agregar que la Biblioteca además estaba suscrita a publicaciones de actualidad nacional tales como: El Araucano, El Mercurio, La Revista Católica, El Siglo, El Despertador Eucarístico, El Progreso, El Diario, La Gaceta del Comercio, entre otras.


Retrato de Fray Domingo Aracena perteneciente a la colección del Museo Histórico Dominico


Dos hechos, entre otros, merecen destacarse en relación a la Biblioteca de la Recoleta. Por una parte, es en ella que hacia 1783 se instala la que, según algunos estudiosos, es la tercera imprenta que conoció Chile, de cuyas prensas salió el que es considerado como el segundo impreso más antiguo que conserva el país (El reglamento de la Recoleta Dominica, conservado en la Sala Medina de la Biblioteca Nacional). Por otra parte, cabe consignar que hacia 1877 la Biblioteca trae de Europa e instala un completísimo taller de encuadernación, que bajo la hábil dirección de los religiosos alcanza un altísimo nivel de calidad, cuyo resultado se puede apreciar en el cuidadoso y bello aspecto que ofrecen los libros de la colección en la actualidad.

Este taller de encuadernación surgió por la necesidad que existía de arreglar un gran número de volúmenes que estaban desencuadernados; el problema era que la biblioteca contaba con solo una tosca prensa de madera a mano para esos fines, por lo que se encargó a Europa una máquina recortadora de papel, una satinadora, una cartonera, gran variedad de caracteres y todos los útiles necesarios para empastar y dorar. Con este taller tan bien montado la biblioteca presentó un aspecto elegante y los trabajos, antes burdos, eran ahora lujosos y a la altura del arte europeo.

En 1886 comienza la construcción de un nuevo edificio para el convento y biblioteca, las salas anteriores no daban abasto, además de estar viejas, poco higiénicas y ruinosas. Debido a esto se aprobó la demolición de algunas áreas para dar comienzo a una nueva obra con todas las comodidades que los actuales tiempos exigían. El edificio de la biblioteca debía ocupar un lugar de distinción, por lo que se le destinó un amplio y extenso salón donde pudieran tener cabida todos los libros.

En 1887 al culminar la construcción del convento, la Biblioteca se traslada a sus actuales dependencias, donde ha permanecido hasta la fecha.

En 1897 fray Raimundo Errázuriz, futuro arzobispo de Santiago, tuvo a su cargo la biblioteca, lugar donde escribiera más de alguna de sus obras. El padre Errázuriz, como domínico, alcanzó el más alto honor que la Orden otorgaba a sus sacerdotes más notables: El Doctorado en la Sagrada Teología.

Desde los inicios de la República hasta principios del siglo XX, esta biblioteca tuvo su mayor esplendor, obedeciendo al auge económico, social y cultural del periodo. Consultada por grandes pensadores y sabios insignes, logra posicionarse como una de las bibliotecas con mayor acervo bibliográfico de ese tiempo. En 1910, bajo la dirección de Fray Vicente González, se publica un catálogo cuidadosamente impreso que consigna más de 33.000 volúmenes.



La actual Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica y sus colecciones

En julio de 1998 el Convento de la Recoleta Dominica, hoy en día Centro Patrimonial Recoleta Dominica (cuyo edificio fue declarado monumento nacional en 1974), es entregado junto con su valiosa biblioteca en comodato por 50 años por la Orden Dominica de Chile a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos (Dibam), con la finalidad de transformar y restaurar el antiguo convento en un centro patrimonial de significación nacional. Por ello además se crea el Museo Histórico Dominico y se traslada el Museo de Artes Decorativas a las dependencias del ex convento.

Así la Biblioteca de la Recoleta Dominica pasa a llamarse Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica, abriendo sus puertas el 28 de noviembre de 2005, agregando a su función de biblioteca, una función museal,  adoptando el concepto de "Biblioteca - Museo", apreciándose de esta forma en toda su magnitud la originalidad y majestuosidad de la antigua Biblioteca Conventual, contando con alrededor de 30.000 volúmenes en exhibición. Por otra parte ofrece a toda la comunidad de investigadores, estudiantes, profesionales y público general por primera vez su fondo bibliográfico patrimonial, antes privado, que actualmente reúne las colecciones de la Biblioteca del Convento de la Recoleta Dominica, de la Biblioteca del Convento de Santo Domingo, y las colecciones de las Bibliotecas de las Casas de Provincia (La Serena, Chillán, Concepción, Valparaíso y Quillota).

La misión de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica se constituye como: "Preservar y difundir el fondo bibliográfico patrimonial de la Orden Dominica de Chile, posibilitando el acceso a sus colecciones a los usuarios reales y potenciales que lo requieran".


Fotografía por Josefina López


Sus colecciones son eminentemente religiosas, pese a ello abarca diversas áreas del saber, especialmente de historia, también literatura, arte, ciencias, medicina, filosofía, matemáticas, música, vitivinicultura, historia de Chile y Sudamérica, destacándose la importante colección de libros e impresos chilenos del siglo XIX, muchos de ellos encuadernados en el taller que operó en el convento.

En esta biblioteca el libro aparece como “objeto-libro”, es decir surgen diferentes datas, tamaños o folios, facturas, tipografías, encuadernaciones, tipos de papel, etc.  Un ejemplo son los Cantorales o Libros de Coro de grandes dimensiones 50 cm. x 70 cm., elaborados en pergamino donde se escribían los salmos que se cantaban durante la liturgia. 

El conjunto de esta colección patrimonial data de los siglos XVI al XX, sumando actualmente alrededor de 115.000 volúmenes, que incluye las colecciones de mapas, revistas, diarios, folletos, láminas y fotografías, siendo éstas últimas aproximadamente 2.000, y en su mayoría corresponden a retratos de los religiosos dominicos en Chile.


Colección de la Biblioteca del Convento de Santo Domingo

 
De tanto o más valor, pero mucho más desconocida que la Biblioteca de la Recoleta es la colección proveniente de la Biblioteca del Convento de Santo Domingo, trasladada a la Recoleta en 1992 y 1995,  (actualmente en depósitos especialmente acondicionados).

Los cerca de 10.000 títulos y 30.000 volúmenes que conforman esta colección, constituyeron no sólo una de las más antiguas Bibliotecas de Chile, sino que, al menos, parte de ellos corresponderían a la Biblioteca de la primera universidad del país:  la Universidad de Santo Tomás de Aquino fundada por los Dominicos en 1622.

Como se sabe la Orden de los Dominicos es una de las primeras congregaciones en afincarse en Chile. Fundada su primera Casa en Santiago en 1557, fue formalmente elevada a la categoría de Convento en 1573. Tempranamente la Orden va desplegando en el país su acentuada vocación intelectual y educativa, creando colegios y un noviciado, y asumiendo en el Convento de Santo Domingo en 1583 la Cátedra de Gramática a las que se sumaron una de Artes y otra de Teología. Todo ello habla de una activa vida intelectual de la Orden, cuyo sustento necesariamente remite a un acervo bibliográfico importante.

No satisfechos con esta actividad, la Orden comienza a hacer gestiones ante el Papado para establecer una universidad en Chile, las que tienen éxito en 1619 al expedir el Papa Pablo V la Bula "Carissimi en Christo", por lo cual concedía a los Dominicos el privilegio de establecer Universidades Pontificias en todas sus casas de estudios de las Indias Occidentales que tuvieran Cursos de Artes, Filosofía y Teología, distantes 200 millas de las Universidades de México y Lima.

Amparados en este documento, los dominicos chilenos obtienen de la Real Audiencia, autorización para establecer en el Convento de Santo Domingo (también denominado de Nuestra Señora del Rosario) la Universidad de Santo Tomás, la que comienza a impartir títulos a partir de 1622. Si bien la Bula concedía el privilegio por 10 años renovables, el permiso posteriormente se amplía, hasta que  en el país hubiese Universidad Pública de estudios generales, cosa que en Chile ocurre recién con la creación de la Real Universidad de San Felipe en 1747. Por tanto, la Universidad de Santo Tomás de Aquino prolonga su existencia por más de 125 años, jugando un decisivo rol en la formación del Chile Colonial.

Si nos atenemos a la naturaleza de la colección, donde provienen valiosas obras teológicas y de disciplinas humanísticas de los siglos XVI, XVII y XVIII, cobra verosimilitud la hipótesis que buena parte de estos libros corresponden a la primera universidad chilena.

La Biblioteca del Convento de Santo Domingo corresponde a una de las primeras colecciones que conoció Chile, y que afortunadamente logró salvarse del incendio que afectó a dicho Convento en 1963.

 
Imagen de uno de los depósitos de la BPRD donde se almacena la colección de la Biblioteca del Convento de Santo Domingo, trasladada a la Recoleta en 1992 y 1995.


La BPRD y su Legado


Imagen del Archivo Fotográfico de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica

En suma se puede afirmar que la Biblioteca de la Recoleta Dominica, constituye uno de los fondos patrimoniales más valiosos que posee el país. Es el testimonio visible del universo cultural de una congregación con una profunda y activa presencia en la sociedad chilena, el reflejo de una herencia intelectual, que al abrirse a la comunidad civil, puede propiciar el sentido comunitario, el aprecio por la sabiduría y la criticidad de los ciudadanos frente a los procesos históricos.



Bibliotecarios destacados de la Biblioteca de la Recoleta Dominica 


Fray Domingo Fariña 

Dentro de los bibliotecarios podemos mencionar a R. P. Fr. Domingo Fariña, quien fue el primer bibliotecario oficial de la Recoleta Dominica (1824). Fariña nació en Rancagua siendo dominico desde 1788. Era un brillante predicador, un entusiasta por el estudio y las misiones, fue un patriota muy respetado. Gran conocedor de las ciencias eclesiásticas y políglota, se presentaba como un verdadero profesor. 

Fray Domingo Aracena   
 
  
Fray Domingo Aracena rodeado de religiosos dominicos. Archivo fotográfico de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica.

Aracena nació en Santiago en 1810, catequista, filólogo, historiador, teólogo y políglota, consagró su vida a la enseñanza de sus discípulos, conocedor eximio de las ciencias jurídicas fue consultado por hombres de gran preparación y sabios de la época. Religioso que al comenzar sus estudios, comprendió que el sacerdote en la sociedad debe ser útil a las instituciones, a la educación y a la libertad. Fue designado bibliotecario de la Recoleta Dominica en 1836 con sólo 26 años. Toda la vida del Padre Aracena transcurrió en el interior de la Recoleta y en ella "su lugar favorito fue siempre la biblioteca", rara vez, según se recuerda, atravesó sus umbrales, sólo lo hizo cuando sus obligaciones sacerdotes se lo imponían, no obstante fue un especial conocedor de la literatura y la teología, considerado uno de los religiosos más ilustres de este convento, miembro de la Universidad de Chile por sus méritos intelectuales y socio de la Academia de la Inmaculada Concepción en Roma y del Instituto Episcopal de Brasil. Elegido tres veces Prior, fue un convencido de que el signo más característico de la cultura intelectual de un convento es su biblioteca. Antes de morir había comenzado a trabajar en un catálogo general e ilustrativo de todas las obras que tenía la biblioteca. Falleció el 2 de mayo de 1874. Su deceso fue sentido en todo el país. A su muerte asumió como bibliotecario Fray José Manuel Arellano, el cual se encargó de terminar el catálogo que el padre Aracena había comenzado.

Fray Vicente González 



Fray Vicente González. Archivo fotográfico de la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica.

Antes de ser nombrado oficialmente como bibliotecario, Fray Vicente González se desempeñó como ayudante de biblioteca de Fray Raimundo (Crescente Errázuriz), con quien emprendió la gran tarea de catalogar los libros, trabajo finalizado luego de doce años de constante labor. Su designación oficial se produjo el día 30 de noviembre de 1900, destacándose en su obra la confección e impresión total de un nuevo catálogo y la preocupación constante por el incremento significativo de libros adquiridos para la biblioteca. González continuó durante muchos años como bibliotecario, hasta que en 1913 fue elegido Prior del Convento. En esta época le correspondió realizar la construcción del nuevo Colegio del Convento llamado "Academia de Humanidades", inaugurado en 1915. Posteriormente le correspondió la reparación del templo, debido a un terremoto acaecido en 1928.


Algunas obras destacadas de la BPRD


“Catena aurea, seu continuum in quattuor evangelistas" de Tomás de Aquino, impresa en Venecia en 1506 y escrita en latín. Es el ejemplar más antiguo que se tiene registro en la Biblioteca. Es una recopilación realizada por Tomás de Aquino sobre comentarios hechos por los Padres de la Iglesia sobre los evangelios del Nuevo Testamento.

"Acerca de la materia medicinal y de los venenos mortiferos, traduzido de lengua griega en la vulgar castellana & illustrado con claras y substantiales annotationes, y con las figuras de innumeras plantas exquisitas y raras por Andres de Laguna" del médico y naturalista griego del siglo I de la era cristiana Dioscórides Pedanio,  (Cilicia 40 - 90).  Esta obra es una traducción que hizo el doctor humanista español Andrés Laguna (1499-1559) de la obra de Dioscórides, publicada en Bélgica en 1555.

“Historia de la composición del cuerpo humano” de Juan de Valverde de Amusco, impresa en Roma en 1556.  Esta obra contribuyó a través de 16 ediciones en cuatro idiomas a difundir la nueva anatomía en toda Europa. Uno de los textos más leídos y profusamente editados durante el Renacimiento. Su dibujo ha sido atribuido a Gaspar Becerra.

 


Detalle de la “Historia de la composición del cuerpo humano" de 1556

“La Ulyxea de Homero,  traduzida de griego en lengua castellana por el secretario Gonçalo Pérez” publicada en Venecia en 1562. Es la primera traducción al español de la Odisea de Homero. Y una de las primeras ediciones en tener los 24 libros que componen la obra.

"Nova raccolta de li Animali piu curiosi del Mondo" es un raro "bestiario", que comprende una gran parte de la primera y más amplia iconografía zoológica, destacando la presencia de algunas imágenes de animales fantásticos como el grifo, el sátiro marino y el monoceronte.  Esta obra consiste solamente en ilustraciones realizadas por el pintor, dibujante y grabador italiano Antonio Tempesta, siendo impresa en Roma en 1650.

“Encyclopèdie, ou Dictionnaire Raisonné des Sciences, des Arts et des Métiers”. Colección completa, impresa bajo la dirección de Denis Diderot y Jean d’Alembert entre 1751 y 1772 en Paris, en 17 volúmenes de texto y 11 volúmenes de láminas. Es considerada una de las más grandes obras del siglo XVIII, no sólo por ser la primera enciclopedia francesa, sino que también por contener la síntesis de los principales conocimientos de la época, en un esfuerzo editorial considerable para su tiempo.


Imágenes de la BPRD


La Biblioteca del Convento de la Recoleta Dominica, 1° sala Domingo Aracena, en las primeras décadas del siglo XX. Fotografía perteneciente al Archivo Fotográfico de la BPRD.

Sala Domingo Aracena actualmente


La Biblioteca del Convento de la Recoleta Dominica, 2° sala Vicente González, en las primeras décadas del siglo XX. Fotografía perteneciente al Archivo Fotográfico de la BPRD.

Sala Vicente González actualmente

Usuarios en la Sala de Lectura ubicada en el 2° piso




Recopilación de texto e imágenes: 
Felipe Gilabert Rodríguez
Bibliotecólogo Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica



Bibliografía:

Catálogo de la Biblioteca de la Recoleta Dominica. Santiago de Chile, 1910.

Ramírez, Ramón. Cuadernos Históricos Dominicos N° 3. Provincia S. Lorenzo Mártir. Chile.

Rivas Orellana, Fernando M. Monumentos nacionales de Chile. Convento de la Recoleta Dominica. Antecedentes históricos y levantamiento. Santiago de Chile, 1996.

Moreno Cisternas, Eduardo. Apuntes para la historia de las comunas de Recoleta e Independencia. Chile.