viernes, 10 de julio de 2020

Universo Animal Ilustrado: el rinoceronte y el unicornio (parte 1)

Querid@s lector@s:

En esta ocasión les presentamos la primera entrega del proyecto Universo Animal Ilustrado en la BPRD, que trata en específico las imágenes de algunos de los animales que aparecen representados en las colecciones de la Biblioteca.

Ésta trata sobre el rinoceronte (y de manera indisoluble, como veremos, también el unicornio). Este contenido se desarrollará en dos publicaciones, por motivos de extensión. Esperamos sean de su interés.


Introducción

El rinoceronte, originario de Asia y África, era poco conocido históricamente en Europa. Se sabe que algunos ejemplares llegaron a Europa al circo romano, gracias a Cayo Plinio Segundo, más conocido como ‘Plinio El Viejo’ (23-79 d.C.)[1] en su célebre Naturalis historiae, que nos ha llegado traducida a lengua vernácula como Historia natural. A tal efecto, estos enormes animales fueron traídos desde lugares lejanos para combatir en la arena durante los juegos de Pompeyo Magno (106-48 a.C.), y en esta misma fuente aparece ya perfilado como enemigo del elefante.

Plinio menciona su característico cuerno en la nariz –el significado de su nombre lo toma de esta particularidad, ya que etimológicamente el término “rinoceronte” procede del griego rhinokérosrhinokerotos, formado con rhísrhinós ‘nariz’ y kéraskératos ‘cuerno’, porque este animal tiene uno o dos cuernos en la línea de la nariz.

Rinoceronte vs. unicornio

Una de las primeras fuentes occidentales que hablan sobre el unicornio fue escrita por el médico e historiador griego Ctesias de Cnido (segunda mitad del siglo V a.C.), quien menciona que en Indostán hay asnos silvestres con un cuerno y diferentes colores en su cuerpo (Borges y Guerrero, p. 53). De acuerdo con Plinio, los unicornios tienen diferentes partes de diferentes animales ensambladas: cuerpo de caballo, cabeza de ciervo, patas de elefante y cola de jabalí, y portan un cuerno en la frente (Plinio, 1624, p. 389), siendo por tanto animales quiméricos simbólicos.

Plinio recoge que las sagradas escrituras en hebreo denominaban al rinoceronte reen, al igual que al unicornio, debido a que ambos animales poseen la peculiaridad de ostentar un único cuerno. Posteriormente, según recoge Pastoreau (2019, p. 134), se asimilan en el saber medieval estos dos animales bajo el sobrenombre de “monoceros”, término que significa ‘un cuerno’. Las connotaciones que esto puede tener para la posteridad del saber occidental son variadas: en casi todas las fuentes consultadas se habla sobre el unicornio y el rinoceronte haciendo un recorrido por su historia se menciona el ‘parentesco’ al menos formal entre ambos, así como su etimología asimilable en algunas lenguas; en estos dos animales se destaca su fuerza y letalidad; esta asimilación provoca una fusión entre ambos hasta el punto de que en la enciclopedia de Isidoro de Sevilla (principios del siglo VII), se menciona que una cornada de unicornio puede provocar la muerte de un elefante (Borges y Guerrero, p. 53), por lo que parece que ambivalentemente tanto el unicornio como el rinoceronte son animales que parecen estar destinados a estar enfrentados al elefante en la disputa por ser el animal más fuerte.


Otra importante fuente que alimentó desde época remota la existencia del unicornio es el Physiologus griego, manuscrito que se estima podría datar del siglo II al IV en el que aparecieron descripciones moralizantes de animales y seres fantásticos. Su difusión fue muy amplia en la Edad Media, gracias a diversas traducciones, que nos han permitido su conocimiento, ya que no se ha conservado el documento original. Esta fuente sin duda precedió a los bestiarios medievales que proliferaron desde el siglo XII. En base a lo indicado en esta fuente, en que se habla del mal ánimo del unicornio, varios autores posteriores lo vieron como una prefiguración del mal, asimilándolo con Satán (Jung, 1995, pp. 426, 427). 

Por último, cabe reseñar que hay varias especies de rinocerontes, y al rinoceronte indio se le denomina rhinocerus unicornis, ya que hay otros ejemplares que poseen un segundo cuerno, a diferencia del indio, que solamente tiene uno. Al parecer, este tipo de rinoceronte fue el primero que se conoció en Occidente gracias a los viajes de las tropas de Alejandro Magno, y se cree que su avistamiento pudo influir en la generación del mito del unicornio, razón por la que se le denomina de esta manera.

Si bien hay diferencias importantes entre ambos animales –el unicornio es un animal quimérico, compuesto por diferentes partes de otros seres, y por tanto fantástico y simbólico; mientras que el rinoceronte es un animal real–, si tratamos de retrotraernos en el tiempo, ambos animales eran igual de desconocidos y tenían la misma posibilidad de ser ficticios y por tanto, meramente mitológicos.

Cabe añadir, que hasta su llegada a territorio europeo tras siglos en que su existencia estuvo puesta en entredicho, ambos se consideraban símbolos de ferocidad, fuerza, y casi inmortalidad. Debemos además tener en cuenta que a comienzos del siglo XVI nace la zoología científica, pero se mantendrá por algún tiempo la confusión entre animales reales y mitológicos (Morillo, 2007, p. 2104).

Gerónimo Cortés escribió acerca de la dualidad del unicornio y el rinoceronte:
“Algunos Autores llaman al Vnicornio Cavallo Indico, por la femejança, poftura, y braveza que con èl tiene, como fon Plinio y Eli[¿]no. Otros quieren, como Solino, y San Ifidoro, que el Vicornio fea el Monoceronte , ò Rinoceronte , como fe lee en Griego , porque los que han efcrito de efte animal le atribuyen todas las calidades , propiedades , y poftura del Vnicornio , y afsi quieren que todo fea vno : quien quifiere vèr argumentos en contra , y en pro de efto que vamos tratando , lea el libro de la hiftoria de Animales Terreftres , que doctamente efcribviò Francifco Velez de Are niega […] El cuerno del Vnicornio tiene grandes propiedades , y excelencias […]” (pp. 298, 299)

El unicornio fue visto como emblema de Mercurio, cuya simbología pasó del paganismo romano al cristianismo, siendo finalmente asimilado como prefiguración de Cristo (Jung, 1995, p. 420).


El simbolismo del cuerno


El elemento central que hace que ambos animales –tanto el mitológico como el real– se asimilen, es que ambos portan un cuerno, lo que aparentemente les favorece en la lucha contra otras especies. El cuerno es un símbolo de abundancia en algunas culturas, que bajo la denominación de cornucopia (del latín cornu, 'cuerno' y copĭa, 'abundancia'), generaron un elemento que simbolizaba la prosperidad, y se remonta al siglo V a.C. en Grecia.  

Desde tiempos remotos, se ha considerado que el cuerno del rinoceronte era muy valioso por tener propiedades medicinales. En paralelo, el unicornio era también codiciado por su cuerno. Morillo (2007) afirma que por su cuerno de la salvación, el unicornio fue asimilado con Jesucristo; por su predilección por las doncellas, ya que duerme en su regazo, el unicornio ha sido visto como una prefiguración del Espíritu Santo, pero también por su ferocidad y maldad también se ha visto asimilado con el diablo (Accatino, 2000).  


El cuerno de ciertos animales como el rinoceronte o el unicornio se ha visto como un símbolo de fortuna, fuerza y salud. Este atributo además se ha asimilado con la cruz de Jesucristo, y por ende, con su naturaleza como juez y salvador (Jung, 1995, p. 423).


Habitualmente el cuerno del unicornio se representa de manera similar al del narval o ‘monodon monoceros’, animal acuático que posee un largo cuerno helicoidal. En época medieval, sus cuernos eran tratados como si fueran de unicornio, por lo que el mito del unicornio pudo haber sido alimentado por este histórico animal marino. 

Un rinoceronte en Lisboa

En 1497 Vasco da Gama abrió la ruta marítima a la India por el Cabo de Buena Esperanza, lo que supuso la apertura a un amplio intercambio comercial, y por ende a conexiones culturales entre Occidente y Oriente. De acuerdo con Wittkower (2006, p. 20), la transmisión cultural que se genera con esta apertura se realiza en tres ámbitos –comercio, asimilación y adaptación, y por último, completa transformación–. En el caso de la llegada de ejemplares de animales exóticos y desconocidos, rompía con un velo de misterio que envolvía algunas de las especies más lejanas, y muchas llevaban aparejadas un cierto simbolismo asociado. En el caso que nos ocupa, se trata de la fuerza y la letalidad.

En mayo de 1515 llegó a Lisboa un ejemplar de rinoceronte indio conocido popularmente como “Ganda“ por su cuidador, y bautizado como “Ulises” por los navegantes. Este portentoso animal fue un regalo del sultán Muzaffar Shah II de Cambay a Alfonso de Alburquerque –entonces gobernador de las Indias–, quien decidió a su vez regalarlo al rey Manuel I de Portugal (Gutiérrez). Este monarca deseaba resolver el enigma de cuál era el animal más fuerte, si el elefante o el rinoceronte. Conviene aclarar que en este momento proliferaban en Europa las denominadas ‘casas de fieras’ o ménagerie, destinadas a albergar animales exóticos, que suponían a su vez una ostentación del poder económico de sus dueños. Éstas son un antecedente directo de los actuales zoológicos. A su llegada, Ganda se alojó en la casa de fieras del Palacio de Ribeira en Lisboa (Gutiérrez).

El rinoceronte, tras haber saldado su disputa y haber impresionado a aquellos que pudieron verlo de cerca, fue ofrecido al papa León X. Sin embargo, el animal no llegaría a este destino, pues el navío en que viajaba naufragó, debido a que realizó la travesía amarrado. 

Ganda retratado por Durero

La disputa se saldó con la innegable derrota del elefante, y esta reyerta provocó que la simbología animal se modificara, dando como resultado que durante el siglo XVI se le representara como el más fuerte de los animales (Pastoreau, 2019, p. 136). En paralelo, curiosos y sabios se sintieron atraídos por este paquidermo. Entre ellos, dibujantes y artistas también quisieron saciar su interés por conocerlo, observarlo, y también algunos artistas quisieron retratar a este gran mamífero. En la actualidad no se conserva ninguno de estos retratos del natural, pero sí sabemos que a través del intercambio entre artistas lusos y alemanes, llegó a manos de Alberto Durero –probablemente a través del impresor portugués Valentim Fernandes– un boceto del animal acompañado de una descripción (Pastoreau, 2019, p. 136). En base a este bosquejo y desde su taller en Núrenberg el artista realizó una xilografía que ha sido consagrada por la historiografía del arte como una de las representaciones más conocidas, reproducidas e inspiradoras desde 1515 hasta la actualidad. El texto que acompañaba a la representación del animal, fue traducida al alemán e incorporada en la propia plancha, cuya traducción al español podría ser:

“En el primero de mayo del año 1513 [sic], el poderoso Rey de Portugal, Manuel de Lisboa, trajo semejante animal vivo desde la India, llamado rinoceronte. Esta es una representación fiel. Tiene el color de una tortuga [o sapo, según la traducción] moteada, y está casi completamente cubierto de gruesas escamas [o capas gruesas]. Es del tamaño de un elefante, pero tiene las patas más cortas y es casi invulnerable. Tiene un poderoso y puntiagudo cuerno en la punta de su nariz, que afila en las rocas. Es el enemigo mortal del elefante. El elefante se asusta del rinoceronte, pues, cuando se encuentran, el rinoceronte carga con la cabeza entre sus patas delanteras y desgarra el estómago del elefante, contra lo que el elefante es incapaz de defenderse. El rinoceronte está tan bien acorazado que el elefante no puede herirle. Se dice que el rinoceronte es rápido, impetuoso y astuto”.  (Wikipedia; Pastoreau, 2019, p. 136).

Alberto Durero: rinoceronte. Xilografía sobre papel, 1515. British Museum, Londres

Debido a que esta imagen confirmó la veracidad de la existencia de los rinocerontes, que en aquella época era plausible dudar de su existencia real, debido a que no se había visto uno en Europa desde época romana. Por tanto, esta representación fue la muestra de la existencia real de este animal, que bien podría considerarse mitológico.

Destacan en la xilografía de Durero algunas imprecisiones. Quizás la más llamativa sea que su piel no es escamada, y que tampoco está conformada por algunas de las estructuras que a modo de armazón el artista incorpora –a diferencia de los pliegues que posee, que sin duda son una de sus características más llamativas; aunque sí es cierto que su piel no es lisa, quizás la manera de representarla en este grabado, con círculos y otras estructuras no basadas en la realidad, pudo resultar más efectiva–. Además, el segundo cuerno que incorpora en la parte de su espalda es pura invención, ya que hay otras razas de rinocerontes que tienen un doble cuerno, se trata de ejemplares africanos y no asiáticos, y que lo tienen más cercano a la zona nasal.

Uno de los motivos por los cuales este grabado tuvo una gran repercusión es, probablemente, porque la fama que el propio artista había alcanzado en Europa desde los últimos años del siglo XV. Esta estampa, de la que se cree que se llegaron a imprimir unas 5.000 copias cuando el artista todavía estaba vivo, y a las cuales se incorporaron probablemente algunas más tras su fallecimiento, hicieron que esta imagen de 1515 se considerara canónica durante siglos. En el siglo XVIII llegó otro ejemplar llamado Clara a Europa, y diversos artistas pudieron representarla del natural en sus viajes por el continente (Morillo, 2007), lo cual no restó importancia a la imagen canónica de Durero. A pesar de que otros artistas pudieron generar retratos del natural de otros rinocerontes, la imagen del alemán fue tan extendida que por largo tiempo perduró en la memoria y la historia visual de la representación de este animal.

Es interesante cómo esta representación permea en la visualidad de tal manera que se vuelve icónica para el mundo occidental, gracias a la amplia difusión y distribución de las copias del grabado realizado por el artista alemán. Ningún otro animal en la historia del arte ha resultado tener un calado de tanta magnitud por tanto tiempo, y haber conseguido permear tanto a través de una representación visual como el rinoceronte de Durero.

Raquel Abella López
Co-investigadora Proyecto "Universo Animal Ilustrado en la BPRD"

Bibliografía y referencias

  • Accatino, Sandra (2000): Bestiarios medievales. Artes y Letras, El Mercurio, 30 de enero de 2000.
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  • Gutiérrez, Montserrat https://www.artycultura.net/2015/09/el-insolito-rinoceronte-de-durero.html
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  • https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9nagerie
  • http://www.rhinoresourcecenter.com





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