lunes, 13 de agosto de 2012

Reseñas de libros: "Catena aurea, seu continuum in quattuor evangelistas"

Catena Aurea

La Catena Aurea (o cadena dorada) es un tipo de escrito, fundamentalmente de origen medieval, en el que el autor utilizaba glosas o explicaciones sobre los distintos textos de los Evangelios o de todo el Nuevo Testamento para ilustrar los pasajes evangélicos de manera que fuera más comprensible el mensaje que contienen.

La Catena Aurea más conocida es la que compuso Santo Tomás de Aquino. En ella, sobre la base de los textos de los Evangelios, compiló citas de los Padres de la Iglesia relativos a cada pasaje evangélico, de manera que consultando un determinado pasaje, por libro, capítulo y versículo, puede accederse a lo que diversos Padres de la Iglesia escribieron sobre él, constituyendo finalmente una serie de pasajes seleccionados ordenados de tal manera que los textos encadenados forman un comentario coherente al Evangelio.

Aunque con esta obra Santo Tomás no alcanza la originalidad de sus otras obras, proporciona una sorprendente prueba de una memoria prodigiosa y su íntimo conocimiento de los Padres de la Iglesia.

Esta obra fue muy apreciada en la antigüedad por el valor de la recopilación de citas que contenía.
El comentario sobre San Mateo lo dedicó a Urbano IV.

Acá unos extractos traducidos al español de Catena Aurea:

“Podría haber nacido Jesús teniendo en cuanto al cuerpo una edad madura. Pero para que esto no pareciese fantástico, creció poco a poco, como dice el texto: “Y el Niño crecía y se fortificaba””. Teofilacto. Lc 2, 39-41

“Lo que ejecutaban los soldados no era en cumplimiento de una orden del procurador, sino que lo hacían para complacer a los judíos. Sin duda que por instigación de éstos, le atormentaron desde que comenzó la noche, y sobornados con dinero se prestaron a toda clase de excesos. Pero en medio de tantos ultrajes, Jesús sufrió en silencio. Tú, pues, oyendo esto, fíjalo en tu consideración, y viendo cómo el Rey del universo y Señor de los ángeles sufre las injurias con paciencia en silencio, imítale.” Crisóstomo, ut supra. Jn 19,1-5


Catena Aurea en la BPRD

La edición de Catena aurea, seu continuum in quattuor evangelistas que se conserva en la Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica, está fechada en 1506 e impresa en Venecia en latín, siendo la obra más antigua existente en la BPRD. Esta es una edición única, de la obra original publicada por Tomás de Aquino entre 1262 y 1267. Existen varias ediciones de otros años en diferentes bibliotecas europeas, incunables* de finales del siglo XV;  un ejemplo es la Universidad de Sevilla que tiene varias ediciones disponibles en línea, completamente digitalizadas, como este ejemplar incunable de 1493, casi idéntico al nuestro:


Pese a no ser ya considerado incunable, nuestra obra presenta todas las características propias de éstos, y de sus ediciones anteriores incunables, como por ejemplo: carece de portada, en el colofón aparecen los datos de impresión (impresor, lugar y fecha), está foliado pero no paginado, y falta de división del texto, ya que en los incunables, no solía haber capítulos.

Otro rasgo particular de esta obra es que tiene índices especialmente hechos para que los sacerdotes leyeran determinados pasajes asignados a las distintas horas de oración que tenían asignadas durante el día,  también existe otro índice con pasajes para leer a los fieles en determinadas fechas del año.
Pueden encontrar la edición en español de esta obra en línea: 
http://hjg.com.ar/catena/c0.html


Sobre el autor

No ha podido fijarse con exactitud la fecha de nacimiento de Tomás de Aquino, sin embargo es probable que su nacimiento sucediera en 1224 o 1225. Igual problema presenta el lugar donde vio la luz, ya que distintos lugares se atribuyen este hecho. Sin embargo, el lugar más aceptado es Roccasecca, un castillo situado en la cumbre de una montaña, cerca de Aquino, Italia. Su familia pertenecía a la nobleza napolitana. Hijo del conde Landolfo de Aquino, estudió en la Abadía de Montecasino y después en la Universidad de Nápoles. En el año 1244 tomó el hábito de la Orden de Predicadores y conoció a Alberto Magno, con quien estudiaría en Colonia.

Posteriormente se doctoró, y en 1252 ejerció como maestro de Teología en la Universidad de París, y en otras ciudades europeas como Orvieto, Roma, Viterbo, Bolonia y Nápoles. Se ha dicho que muy pocos filósofos o teólogos han logrado escribir como él tanta cantidad de trabajos, de tan alta calidad, en el plazo que lo hizo Aquino, un poco menos de tres décadas.

Murió el 7 de marzo de 1274, cerca de Terracina, camino del Segundo concilio de Lyon. Posteriormente, el 28 de enero de 1369, los restos mortales del gran filósofo y teólogo fueron trasladados a Tolosa de Languedoc, motivo por el cual la Iglesia católica celebra su memoria en esta fecha.

Después de su muerte, algunas tesis de Tomás de Aquino fueron condenadas por el obispo de París, Étienne Tempier, quien en 1277 lanzó una gran condena de 219 tesis respecto a la Universidad de París. A pesar de esto (era una condena importante, pero local), Tomás de Aquino fue canonizado el 18 de enero de 1323. Las condenas de 1277 fueron levantadas en lo que respecta a Tomás de Aquino el 14 de febrero de 1325.

La obra escrita de Tomás de Aquino es inmensa. Sus obras más extensas, y generalmente consideradas más importantes y sistemáticas, son sus Sumas: la Summa Theologiae, la Summa contra Gentiles y su Scriptum super Sententias. Aunque el interés y la temática principal siempre son teológicos, cuenta también con varios comentarios a obras filosóficas, con obras filosóficas, polémicas o litúrgicas. A lo largo de la historia se le han atribuido obras espurias, que con el paso del tiempo han dejado de ser consideradas de su autoría.


Tomás de Aquino y sus comentarios bíblicos

Santo Tomás de Aquino fue destacado por sus comentarios bíblicos.

En su tiempo, la enseñanza de la sagrada doctrina en las universidades (que entonces eran todas eclesiásticas) se centraba en el estudio de las Sagradas Escrituras. Tenía tres grados. El primer grado consistía en una lectura cursiva, o sea seguida y rápida, de todos los libros de la Biblia. Era un primer conocimiento de su letra, porque se consideraba que la teología tenía que partir de la Palabra de Dios.

El segundo grado era como una síntesis conceptual. Se confrontaban pasajes bíblicos que parecían estar en contradicción, se aducían las interpretaciones que de ellos habían dado los Padres de la Iglesia y se trataba de armonizarlas por medio de las dos grandes herramientas de la lógica: las distinciones y las definiciones. Con esta base ya se podía pasar al tercer grado, que eran los grandes comentarios magistrales de los distintos libros de la Biblia, en los que se aplicaban aquellas nociones teológicas a la letra de las Escrituras.

Santo Tomás de Aquino recorrió estos tres grados, primero como alumno y después como profesor. Para él, la Suma Teológica no era más que un instrumento para poder estudiar más profundamente la Biblia. Sus obras más importante eran, y son aún, sus grandes comentarios a los evangelios, principalmente el de Juan, y a las cartas paulinas, sobre todo Romanos y Hebreos.

* Incunable: Término referido a los libros impresos durante los primeros 50 años después de la invención de la imprenta. De 1453 a 1501.  


Texto e imágenes:

Felipe Gilabert Rodríguez
Bibliotecólogo Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica

Fuentes:  

Principios Católicos. (2012). ¿Qué es la Catena Aurea?. Disponible en línea:

Periodista Digital. (2012). Tomás de Aquino y la Biblia. Disponible en línea:
[http://blogs.periodistadigital.com/hilari-raguer.php/2012/01/27/tomas-de-aquino-y-la-biblia]

Fe y Razón. Santo Tomás de Aquino. Lista cronológica de sus obras. Disponible en línea:
http://www.feyrazon.org/NesTomObras.htm

Creer. Fuente de Información Religiosa - Español. Santo Tomás de Aquino. Avanzadas de la información. Disponible en línea:
http://mb-soft.com/believe/tsx/thomasaq.htm

Enciclopedia Católica. (1999). Santo Tomás de Aquino. Disponible en línea:

Wikipedia. (2012). Tomás de Aquino. Diponible en línea:

Todolibroantiguo.com. (2010-2012). El siglo XV: Los incunables y el triunfo del papel. Disponible en línea:



Detalles de Catena aurea, seu continuum in quattuor evangelistas















martes, 19 de junio de 2012

Reseñas de libros: "L'Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers"

En la BPRD se encuentra la colección completa de L'Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, enciclopedia francesa editada entre los años 1751 y 1772 en París bajo la dirección de Denis Diderot y Jean d’Alembert.

Es considerada una de las más grandes obras del siglo XVIII, no sólo por ser la primera enciclopedia francesa, sino que también por contener la síntesis de los principales conocimientos de la época, en un esfuerzo editorial considerable para su tiempo.
Por el saber que contiene, el esfuerzo que representa, y por las intenciones que sus autores le asignaron, se convirtió en un símbolo del proyecto de la Ilustración, un arma política y en el objeto de numerosos enfrentamientos entre los editores, los redactores, y los representantes de los poderes secular y eclesiástico.

Antecedentes
La idea de publicar una enciclopedia en francés nace de la influencia y del éxito editorial en Inglaterra de la Cyclopaedia (Diccionario Universal de las Ciencias y las Artes) (1728) de Ephraim Chambers, así como de la publicación del Diccionario de Trévoux (1704-1771) compuesto por los jesuitas. Aunque también es de destacar la existencia de una amplia demanda de los lectores de este tipo de obras.
El editor francés André Le Breton, librero de éxito y especialista en la traducción de obras inglesas, obtiene en 1745 una licencia para efectuar una traducción al francés de la enciclopedia de Chambers. Breton elige en principio para dirigir el proyecto a John Mills, un inglés residente en Francia, y al abate Jean Paul de Gua de Malves pero por diferentes razones abandonan el proyecto. En 1747 Le Breton le encarga a Diderot y D’Alembert la elaboración editorial de la Encyclopédie.

Desarrollo editorial

Para la ordenación temática y estructural de la enciclopedia, Diderot y D’Alembert toman el árbol de los conocimientos humanos de Francis Bacon, expuesta en Novum organum (1620) y también arrastran la influencia de Descartes y su Discurso del Método (1637).
Entre 1747 y 1750 se lleva a cabo la preparación de la obra. En 1750 se publica el denominado Prospecto de la Enciclopedia, redactado por Diderot que ya crea polémica con los jesuitas y por fin en 1751 se publicó el primer volumen. La publicación provocó una fuerte oposición en algunos sectores de la sociedad francesa y la obra continuó en medio de grandes polémicas.
El enorme revuelo causado en el antiguo régimen fue debido principalmente al tono de tolerancia religiosa de la obra. La enciclopedia elogiaba a pensadores protestantes y desafiaba el dogma católico, y clasificó la religión como una rama de la filosofía, no como el último recurso del conocimiento y de la moral. Desde el comienzo de su publicación se formaron dos bandos claramente definidos, por un lado, el poder religioso con los jesuitas al frente y también el Delfín del Rey y sus allegados y una parte de la intelectualidad envidiosa del éxito alcanzado por los enciclopedistas. Por el otro lado está una parte de la corte, con Madame de Pompadour, amante del rey, a la cabeza, el director de la Biblioteca Nacional, Guillaume Malesherbes y un conjunto de los mejores escritores de la época.
La obra entró a formar parte del Índice de libros prohibidos por la Iglesia católica en 1759. En este mismo año se les retiró a los impresores los permisos del Estado para seguir publicando la obra y d´Alembert abandona el proyecto. Ya sin d'Alembert, pero consagrando el pacto propugnado por él que consideraba la Encyclopedie un proyecto de interés nacional, ésta pudo proseguir de forma tácita y muy vigilada hasta completar los diecisiete volúmenes de la obra en 1772.

Debido a los problemas con la censura de la Enciclopedia y de otros escritos independientes de sus colaboradores se produjo un conflicto entre Diderot y D’Alembert, por un lado, y Le Breton, por el otro.
En 1775 a la conclusión de la empresa de Le Breton y Diderot, Charles-Joseph Panckoucke, editor y empresario de éxito, toma como propio el espíritu enciclopedista y durante los siguientes veinte años reedita la Enciclopedia en folio, le añade índices, publica suplementos y edita en cuarto. Con su edición en cuarto, la obra lograría una difusión masiva.
De 1782 a 1832, Panckoucke y sus sucesores publicaron una versión ampliada de la obra con 166 volúmenes denominada la Encyclopédie méthodique, ordenada por materias y no alfabéticamente. Este enorme trabajo para la época, ocupó un millar de empleados, un editor de apellido Sallaberry y 2.250 colaboradores.
El espíritu de la Encyclopédie

Espíritu filosófico
En ese siglo de las luces, la evolución del pensamiento esta ligada con la de las costumbres. Los relatos de viajes incitan a la comparación entre diferentes civilizaciones: la moral y las costumbres aparecen ligadas a un lugar y a un tiempo. Los burgueses llaman a la puerta de la nobleza, se convierten en la nobleza de vestimenta en oposición a la nobleza de la espada. Pero se oponen la lógica del determinismo hereditario y la del libre albedrío.
Se imponen nuevos valores: la naturaleza, que determine la actividad del hombre, la felicidad terrena, que se convierte en un objetivo, el progreso, mediante el cual cada época se esfuerza en alcanzar mejor la felicidad colectiva. El nuevo espíritu filosófico que se constituye se basa en al amor por la ciencia, la tolerancia y la felicidad material. Se opone a restricciones como las de la monarquía absoluta o la religión. Lo esencial es ser útil a la colectividad difundiendo un pensamiento concreto, donde la aplicación concreta se impone sobre la teoría, y la actualidad sobre lo eterno.
El ateísmo, que comienza oficialmente en esa sociedad, es denunciado, e incluso castigado con la muerte.

Espíritu científico
Los métodos experimentales, aplicados a cuestiones filosóficas, llevan al empirismo según el cual todo conocimiento deriva directa o indirectamente de la experiencia a través de los sentidos, sin actividad del espíritu.
Además, el espíritu científico se expresa por su carácter enciclopédico. El siglo XVIII no se especializa, toca todos los campos: ciencia, filosofía, las Artes, política, religión, etc. Se explica la producción de diccionarios y de compilaciones literarias que caracterizan este siglo y de los cuales la Encyclopédie es la obra más representativa. Se puede citar : El espíritu de las leyes de Montesquieu (31 libros), la Historia natural de Georges Louis Leclerc, conde de Buffon] (36 volúmenes), el Ensayo sobre los orígenes de los conocimientos humanos de Condillac, el Diccionario filosófico de Voltaire (614 artículos). Al final del siglo XVII, Bernard le Bouyer de Fontenelle, en Entretiens sur la pluralité des mondes (1686), y Pierre Bayle, en el Dictionnaire Historique et Critique (1697), divulgan ya esta manera de pensar basada sobre los hechos la experiencia y la curiosidad por la innovaciones.

Espíritu crítico
En cuanto al espíritu crítico, se ejerce principalmente contra las instituciones. Frente a la monarquía absoluta, se prefiere el modelo inglés (monarquía constitucional). La crítica histórica de los textos sagrados ataca la certeza de la fe, el poder del clero y las religiones reveladas. Los filósofos se orientan hacia el deísmo que admite la existencia de un dios sin iglesia. Critican asimismo la persecución de los hugonotes por la monarquía francesa.
La consecuencia positiva de esta crítica es el espíritu de reforma. Los enciclopedistas toman partido por el desarrollo de la instrucción, la utilidad de las letras, la lucha contra la Inquisición y el esclavismo, la valorización de las artes «mecánicas», la igualdad y el derecho natural, el desarrollo económico que aparece como fuente de riqueza y de confort.
Para defender sus ideas, los autores han oscilado entre el tono polémico (véase el artículo Prêtres de Paul Henri Dietrich, Barón de Holbach) y las técnicas de autocensura que consistían en apoyarse en ejemplos históricos precisos. El examen científico de las fuentes les permitía poner en cuestión las ideas legadas del pasado. La abundancia de anotaciones históricas desalentaba a una censura a la búsqueda de ideas subversivas. Algunos enciclopedistas han preferido hacer pasar visiones iconoclastas por artículos aparentemente anodinos. Así, el artículo sobre la capucha es la ocasión para ridiculizar a los monjes.
Incluso si la cantidad a veces ha perjudicado a la calidad, hay que subrayar la singularidad de esta aventura colectiva que fue la Encyclopédie: por primera vez, se describe en igualdad con los saberes nobles todos los otros conocimientos: la panadería, la cuchillería, la calderería, la marroquinería. Esta importancia acordada a la experiencia humana es una de las claves del pensamiento del siglo: la razón se vuelve hacia el ser humano que es a a partir de entonces su fin.

Espíritu burgués
Para una adecuada comprensión de los textos de la Encyclopedie hay que tener en cuenta que la Encyclopedie fue un producto básicamente de la burguesía, tanto en su origen y elaboración, ya que la mayoría de los escritores y filósofos participantes provenían de este grupo social y asimismo los valores propuestos y que transmitían eran también los valores propios de la burguesía, como en sus destinatarios puesto que la clientela preferida de la obra fueron los miembros de la burguesía.
El artículo «Refugiados» es un ejemplo perfecto al respecto, valoriza el trabajo, la riqueza, y la industria, con lo que se opone a los valores tradicionales de la nobleza que ponía por delante los «los altos hechos de armas» y que suponían un rechazo al ejercicio del comercio y la agricultura.
Aun cuando está claro que el siglo de las luces hizo grandes aportaciones a nuestra civilización, nada fue gratuito. Voltaire tenía una de las más grandes fortunas del reino y fue uno de los primeros capitalistas franceses. Voltaire, por ejemplo, fue a menudo muy desdeñoso con el «pequeño pueblo», lo que se materializa en que su defensa de las minorías es la defensa de minoría burguesa frente a la todopoderosa nobleza.

Extracto de la portada de la Enciclopedia (1772). Fue dibujado por Charles-Nicolas Cochin y grabado por Bonaventure-Louis Prévost. El tema está cargado de simbolismo: la figura del centro representa la verdad, rodeada por una brillante luz (el símbolo central de la iluminación); dos figuras situadas a la derecha, la razón y la filosofía, están rasgando el velo que cubre la verdad.

Composición de la obra

La obra comprende:
17 volúmenes de texto (Primera serie publicada entre 1751-1757; tomos I al VII. Segunda serie en 1765, tomos VIII al XVII).
11 volúmenes de láminas publicados entre 1762 y 1772.
Suplemento de 4 volúmenes de texto, 1 volumen de láminas y 2 volúmenes de índice general, publicado entre 1776-1780. Estos volúmenes fueron editados por Panckoucke.
En total representa 28 volúmenes, de los cuales 11 de ellos eran de ilustraciones, con 72.999 artículos, que llegaron a abarcar unas 20 millones de palabras, y 2.885 ilustraciones. Asimismo, se elaboran compendios de artículos de la Enciclopedia. Uno a cargo del abate Joseph de La Porte en 5 volúmenes titulado L'Esprit de l'Encyclopedie.

Colaboradores
La Enciclopedia fue una obra colectiva no sólo derivada del trabajo de Diderot y D´Alembert. La ambición totalizadora de éstos representaban un esfuerzo de documentación y de síntesis que no podían ser dominados por unos cuantos individuos aislados. En ella colaboraron todo un conjunto de hasta 160 personas de las más variadas ocupaciones como literatos, científicos, artistas, magistrados, teólogos, nobles y artesanos que fueron conocidos como les encyclopédistes. Diderot en el artículo Enciclopedia de la propia obra los describe de la siguiente forma: ocupado cada cual de su parte y unidos solamente por el interés general del género humano y por un sentimiento de recíproca benevolencia.

Relación de enciclopedistas destacados
Jean le Rond d'Alembert — editor; ciencias (esp. matemáticas), asuntos contemporáneos, filosofía y religión entre otras.
André Le Breton: fue el único que participó a lo largo de todo el proyecto.
Étienne Bonnot de Condillac — filosofía
Daubenton — Historia natural
Denis Diderot — Editor principal; economía, artes mecánicas, filosofía, política y religión entre otros.
Barón D'Holbach — Ciencias (Química y mineralogía), política y religión entre otras.
Louis de Jaucourt — economía, literatura, medicina y política entre otras. Fue el enciclopedista que más aportó con 17.266 artículos. Lo que significa una media de 8 artículos al día entre los años 1759 y 1765.
Montesquieu— parte del artículo «goût» (español: concepto de gusto)
Quesnay — Artículos Granjas y granos.
Jean-Jacques Rousseau — música, teoría política.
Turgot — economía, etimología, filosofía y física.
Voltaire — historia, literatura y filosofía.
Nicolas Antoine Boulanger - Derecho.
Charles Marie de La Condamine
Marmontel
Lenglet-Dufresnoy
Bordeu
Saint-Lambert
Tronchin
Fenouillot de Falbaire
Morellet

Texto e imágenes:

Felipe Gilabert Rodríguez
Bibliotecólogo Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica

Fuente:
Wikipedia. (2012). "L'Encyclopédie", [on line], disponible en:

viernes, 9 de marzo de 2012

70 libros de metal hallados en Jordania podrían cambiar la historia bíblica

Un descubrimiento que puede ser el más grande desde el hallazgo de los Rollos del Mar Muerto, ha puesto en alerta a los estudiosos de la historia bíblica. Una antigua colección de 70 libros diminutos, encuadernados con alambres, podrían develar algunos de los secretos de los primeros días del Cristianismo.

Estas tablillas podrían cambiar nuestro entendimiento sobre la Biblia.

Los especialistas están divididos en opiniones en cuanto a su autenticidad, pero comentan que de verificarse como auténticos pasarían a ser uno de los descubrimientos más importantes que rivalizaría en importancia con el de los Rollos del Mar Muerto en 1947.

En páginas no más grandes que una tarjeta de crédito, se encuentran imágenes, símbolos y palabras que parecen hacer referencia al Mesías y, posiblemente, a la crucifixión y resurrección. Además, algunos de los libros se encuentran sellados, despertando la duda en los académicos sobre si podrían ser en realidad la colección perdida de códices mencionada en el Libro de las Revelaciones de la Biblia.

Los libros fueron hallados hace 5 años en una cueva sita en una remota parte de Jordania donde se sabe que los refugiados cristianos huyeron luego de la caída de Jerusalén en el 70 d.C. Documentos importantes del mismo periodo han sido previamente descubiertos en la zona.

Las pruebas metalúrgicas iniciales indican que algunos de los libros se remontarían a alguna fecha cercana al primer siglo Después de Cristo. Esta estimación se basa en la forma de corrosión que se presenta, la cual los expertos dicen que es imposible lograr artificialmente. Si esta fecha se verifica, los libros serían de los primeros de la Era Cristiana, anteriores a los escritos de San Pablo.

El prospecto que podría contener historias contemporarias de los días finales de la vida de Jesús, ha entusiasmado a los estudiosos – aunque siguen tomando el tema con pinzas debido al hecho que previamente hubo casos de falsificaciones bastantes sofisticadas.

David Elkington, un británico erudito en historia antigua de las religiones y arqueología, y uno de los pocos en examinar los libros, declaró que bien podrían ser “el descubrimiento más grande en la historia del Cristianismo”.

“Es emocionante pensar que tenemos en las manos objetos que pudieron haber sido sostenidos por los primeros santos de la Iglesia”, agregó.

Los expertos especulan con que estos pequeños libros podrían ser la colección perdida de códices referida en el Libro de las Revelaciones.



Pero los misterios que se encuentran en sus ancestrales páginas, no son el único acertijo a resolver. Hoy en día, sus orígenes también son un enigma. Luego de su descubrimiento por parte de un beduino jordano, el tesoro fue adquirido por un israelí, quien dijo haberlos contrabandeado fuera de la frontera hacia Israel, donde aún permanecen.

De todas formas, el gobierno jordano se encuentra en tratativas desde los más altos niveles para repatriar y salvaguardar la colección. Philip Davies, profesor emérito de estudios bíblicos en la Universidad de Sheffield, declaró que había evidencia sólida que los libros tenían un origen cristiano debido a placas que muestran un mapa de la ciudad santa de Jerusalén. “Cuando vi eso me quedé estupefacto”, dijo. “Es claro que se trata de una imagen cristiana. Hay una cruz en primer plano, y detrás de ella lo que sería una tumba [de Jesús], un pequeño edificio con una apertura, y tras ello los muros de la ciudad. En otras partes de los libros también se describen murallas y es casi seguro que se refiere a las de Jerusalén. Es una crucifixión que se lleva a cabo fuera de los muros de la ciudad”, explicó el profesor.

El equipo británico actual encargado del descubrimiento teme que su presente “guardián” israelí pueda pensar en vender algunos de los libros en el mercado negro, o peor… destruirlos. Pero el hombre que tiene los libros lo niega y afirma que han estado en su familia por 100 años.

La Dra. Margaret Barker, ex presidente de la Sociedad para el Estudio del Antiguo Testamento, dijo: “El Libro de las Revelaciones habla sobre libros sellados que solo eran abiertos por el Mesías. Otros textos del mismo periodo cuentan historias sobre libros sellados conteniendo gran sabiduría y una tradición secreta pasada por Jesús a sus discípulos más cercanos. Ese es el contexto de este descubrimiento”.


Texto e imágenes:

Felipe Gilabert Rodríguez
Bibliotecólogo Biblioteca Patrimonial Recoleta Dominica

Fuente:
Mistery Planet. (2011). "70 libros de metal hallados en Jordania podrían cambiar la historia bíblica", [on line]. Disponible en línea: http://www.mysteryplanet.com.ar/site/?p=2947