Las
bibliotecas en occidente surgen como un fenómeno cultural posterior a la
invención de la imprenta con el propósito de poder organizar y distribuir los
conocimientos que se estaban difundiendo. De manera simultánea, los distintos
establecimientos educacionales, principalmente las universidades, la imprenta y
las bibliotecas se multiplicaron en el viejo continente desde del siglo XV. Con
el descubrimiento del nuevo mundo, el imperio español estableció algunas de sus
instituciones en América, es así como se fundaron las primeras universidades,
las primeras imprentas y como consecuencia, surgen las bibliotecas.
En
Chile, la primera imprenta tarda en llegar, a inicios del siglo XIX aparece la
primera máquina que permitió imprimir libros en nuestro país. Sin embargo, las
universidades y las bibliotecas surgen tempranamente en esta región,
aproximadamente en la segunda década del siglo XVII podemos ver el
funcionamiento de las primeras universidades y bibliotecas, de las órdenes
religiosas y de las familias más adinerada de Santiago. La biblioteca de los
padres dominicos tuvo una de las colecciones más grandes del país,
aproximadamente cinco mil libros que estaban en la Iglesia de Santo Domingo y
que ahora se conservan en la Biblioteca Patrimonial de la Recoleta Dominica.
En
esta serie de comentarios se presentarán algunos de los libros que se
encuentran en Biblioteca Patrimonial de la Recoleta Dominica, particularmente
los volúmenes que están en el catálogo de Santo Domingo, el depósito de textos
más antiguos que alberga ésta biblioteca.
En
mi opinión, una biblioteca es muy similar a un museo, en el sentido que ahí se
conserva la inspiración de distintos creadores o autores. Por esta razón, creo,
que podemos aprovechar estos espacios de dos formas –sin lugar a duda, hay
muchas más manera de sacarle provecho a una biblioteca-. La primera tiene
relación con el estudio de la materialidad del libro, es decir, considerar al libro
como un objeto de arte. Esta perspectiva le permite al investigador analizar un
volumen desde el tipo de encuadernación hasta el ilustrador que diseñó ese
texto. Una segunda manera, podría ser el estudio de los libros a partir de la
historia de la lectura, una corriente de estudio que se ha trabajado bastante
en el viejo continente.
Como
ya habíamos mencionado, con el descubrimiento de América los europeos conocen a
los americanos y a su vez los aborígenes (gente que está desde el origen, ab:
desde y origen: inicio) descubren a los europeos. En estos procesos culturales
de intercambio se produce la mezcla, y surge lo mestizo, es decir nosotros; una
mezcla entre los costumbres ancestrales americanas y la tradición de Europa
occidental. Estos procesos de contacto cultural tuvieron distintas dimensiones
sociales, económicas, políticas, religiosas y culturales; en el caso de las
prácticas culturales podríamos señalar que el predominio de la mezcla, en el
campo de la cultura académica, lo mantuvo el carácter europeo, principalmente a
través de la cultura escrita y los distintos centros educacionales que
reproducían, en la medida de lo posible, las enseñanzas que se transmitían
principalmente en España.
Es
de esta manera en que se puede comenzar a comprender la existencia de los autores
clásicos como Platón y Aristóteles en ésta biblioteca. Desde el siglo XVII en
adelante, creo, que se estudió en el convento de Santo Domingo y en la
Universidad de Santo Tomás de Aquino, la cultura clásica a partir de estos
libros, principalmente con la Opera de Aristóteles que se encuentra en seis
volúmenes, en una edición hecha en Roma durante el 1668 que está escrita en
latín y que se conserva en los depósitos de la Recoleta Dominica.
La
gran interrogante que surge a partir de esta breve reflexión es ¿Cómo llegaron
los clásicos a la biblioteca de los padres dominicos durante el siglo XVII? Esa
y otras inquietudes se pueden comenzar a resolver a medida en que se vaya
trabajando en los libros y en los archivos. La riqueza cultural que se alberga
en la biblioteca, hay que aprovecharla, para poder comprender de mejor manera
el pasado. Por esta razón se hace esta invitación para que todos quienes tengan
deseos por estudiar nuestro pasado se acerquen a esta biblioteca y descubran
nuestro legado histórico-patrimonial.
Miguel
Lecaros Álvarez
Estudiante
del Magíster en Historia PUC