En este mes del libro, destacamos uno de los elementos del libro antiguo que más llamativos suelen resultar cuando entramos en contacto con estos vestigios materiales: las letras capitulares. Este contenido será el primero que trate las partes o componentes del libro, y cuya finalidad será la de ir generando un dossier que incluya las diferentes partes de las que se compone un libro, ahondando en su estructura tanto material como ornamental, profundizando en la historia del libro.
También denominadas iniciales, letras capitales, o simplemente capitulares, son un elemento cuya historia se remonta al periodo previo a la creación de la imprenta, cuando los libros eran manuscritos y todavía las páginas no aparecían numeradas, por lo que para el lector era fácil "perderse" en la maraña de contenidos que albergaba el libro, y diferenciar sus subdivisiones por capítulos (debemos pensar que los índices tampoco eran un elemento estructural en la cultura del libro antiguo) por lo que el uso de las capitulares servían como una guía de lectura, para otorgar un orden y una jerarquía al lector, que fácilmente podía con su visualización advertir que se iniciaba un nuevo texto a nivel de capítulo o sección del libro, y en menor medida se pueden utilizar para destacar un texto determinado.
Este tipo de letras, por tanto, suelen aparecer al inicio de un capítulo o párrafo, se caracterizan por tener un tamaño mayor respecto al resto del texto, habitualmente van acompañadas de elementos decorativos y pueden estar pintadas a mano con diferentes colores. Son uno de los denominados "elementos paratextuales" (térnimo latino que podemos traducir como 'junto o al lado del texto'), y se conocen así al conjunto de elementos que son independientes al significado mismo del texto, pero que lo acompañan, lo presentan y le dan presencia (Genette, 2001, 7).
Las iniciales o capitales derivan estilísticamente en sus inicios de la caligrafía uncial, de uso común por parte de los escribas griesgos y latinos hasta el siglo III d.C., caracterizada por presentar todo el texto en mayúsculas, y en la que se suelen adornar de especial manera las letras iniciales. Ya en el siglo VII se puede considerar iniciado el periodo de "vida espontánea de la capital inicial" (Millares, 1971, 43), que sobrevive durante la época medieval como elemento ornamental.
Letra capitular pintada a mano rubricada y enmarcada, con motivos geométricos.
Esta letra caligrafiada tiene una destacada influencia uncial. Colección BPRD
Letra capitular pintada a mano rubricada y enmarcada, con motivos geométricos.
Esta tipología de A mayúscula es similar a la que encontramos en las letras unciales, destaca que está pintada a dos tintas.
Colección BPRD
Hay algunas variantes de las letras capitales de acuerdo a una clasificación tipológica que se puede realizar, y veremos en detalle a continuación:
Si éstas carecen de adornos y se limitan a tener un tamaño mayor al del resto del texto, se denominan iniciales sencillas.
Si por el contrario están decoradas, se denominan capitulares ornamentadas u orladas, que van decoradas; éstas se subdividen en capitulares historiadas, que se caracterizan por incluir escenas con imágenes que ornamentan y pueden representar personas o escenas relacionadas con el contenido del texto (Pedraza, Clemente y de los Reyes, 2003, 78); pero si por el contrario aparecen decoradas con motivos vegetales, son conocidas como floreadas (Martínez de Sousa, 1995, 141); aquellas que no contienen elementos antropomorfos se conocen como capitulares habitadas, mientras que las que presentan personajes antropomorfos se conocen como capitulares figurativas.
Letra capitular historiada habitada (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular historiada figurativa (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular historiada figurativa (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular historiada figurativa (capitular inicial alta). Colección BPRD
En ocasiones estas letras son iluminadas, es decir, se decoran ricamente con colores vibrantes y ocasionalmente se realizan con materiales nobles como el oro o la plata; este procedimiento proviene de los manuscritos medievales, donde el copista dejaba el espacio donde iría la letra capitular con lo que se denomina como "letra de aviso" (Pedraza, Clemente y de los Reyes, 2003, 75) que servía para advertir al iluminador que debía intervenir ese espacio. Este procedimiento fue habitual hasta la llegada de la imprenta (Lewin, 2001, 259; Fatás y Borrás, 1993, 134). En el periodo medieval, los textos manuscritos se enriquecían en ciertas partes con color, generalmente en rojo, para destacar habitualmente alguna sección, título o parte del texto. A esta operación, que se efectuaba por un especialista se le llamaba rubricación (del latín, 'rubricare', enrojecer). En ocasiones las letras capitulares están rubricadas, es decir, realizadas con una tinta de color diferente al resto del texto, como ya se ha enunciado, habitualmente en color rojo (Lewin, 2001, 315; Pedraza, Clemente y de los Reyes, 2003, 75). Los procedimientos para decorar con tinta roja también se suelen conocer como miniaturas (del latín 'miniare', colorear con minia u óxido de plomo, componente con que se solían iluminar los códices manuscritos). Esta aplicación fue común desde el medievo y fue aplicada principalmente en combinación con la tinta negra presente en el resto del texto, mientras que los detalles a color se solían utilizar para destacar iniciales y títulos (Millares, 1971, 27).
Letra capitular ornamentada u orlada a dos tintas. El trazo de esta capitular tiene influencia de las letras unciales;
está realizada a dos tintas, con influjo de las letras rubricadas. Colección BPRD
Letra capitular floreada (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular pintada a mano, presente en un libro de coro. Colección BPRD
Teniendo en cuenta la posición que la letra inicial ocupa respecto del resto del texto, podemos hablar de letra capitular alta, cuando su parte inferior se alinea con la línea superior del resto del texto; capitular baja, en el caso de que se encuentre alineada con la parte superior de la primera línea del texto, o capitular de dos líneas, cuando su tamaño abarca dos líneas de composición del texto (Martínez de Sousa, 1995, 30). En ocasiones puede haber casos en que la capitular llene por completo en altura la página completa, y el texto se despliegue en la medida en que esa gran letra le deje espacio, y se puede denominar como gran letra capital.
Letra capitular historiada figurativa (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular ornamentada u orlada (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular historiada figurativa (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular floreada (capitular inicial alta). Colección BPRD
Muchos de los libros de la BPRD contienen estos motivos decorativos, que sirven como ya hemos visto para embellecer y ayudar al lector destacando el inicio de una nueva sección de lectura.
Acá les dejamos algunos ejemplos de "C" iniciales para que puedan ver la amplia variedad presente en las colecciones:
Letra capitular floreada. Colección BPRD
Letra capitular historiada habitada. Colección BPRD
Letra capitular historiada figurativa. Colección BPRD
Letra capitular floreada. Colección BPRD
Esperamos que les guste este contenido, que será el primero que trate las partes del libro en profundidad.
Letra capitular pintada a mano rubricada y enmarcada, con motivos geométricos presente en un
libro de coro que contiene notaciones musicales antiguas. Colección BPRD
Letra capitular floreada (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular floreada y habitada (capitular inicial alta). Colección BPRD
Letra capitular historiada habitada (capitular inicial alta). Colección BPRD
Referencias bibliográficas:
- Fatás, G. y Borrás, G.M.: Diccionario de términos de arte. El vocabulario específico de la escultura, la arquitectura y las artes decorativas. Madrid: Alianza Editorial, 1993.
- Genette, Gerard: Umbrales. México: Siglo XXI, 2001. Disponible en: https://vdocuments.site/umbrales-gerard-genette.html.
- Lewin, A.: Diccionario bilingüe de términos de arte. Madrid: Comunidad de Madrid, Consejería de Educación, 2001. Disponible en: http://www.madrid.org/bvirtual/BVCM001160.pdf.
- Martínez de Sousa, José: Diccionario de tipografía y del libro. Madrid: Editorial Paraninfo, 1995.
- Pedraza, J.M., Clemente, Y. y de los Reyes, C.: El libro antiguo. Madrid: Editorial Síntesis, 2003.